¿Qué tan complejo es lo básico? ¿Cuánta energía se requiere para hacer lo fundamental? ¿Hasta cuándo dominas lo esencial? Según el concepto de Tero, nunca.
Esas son preguntas que me he hecho desde que inicié mi cafeinada carrera y que seguro Café Tero se las hizo antes de lanzarse al mundo. Y el objetivo es claro: no aparentar ser lo que no son. ¿Recuerdas las primeras veces que visitabas alguna cafetería especial y te hacían sentir el más ignorante del mundo? Aquí no encontrarás nada de eso, al contrario, Pancho se encarga de darte la bienvenida con un espacio limpio y esencial para disfrutar tu primer café del día. Y así fue, me aventé a degustar el espresso.
Una taza con un gran potencial. El primer sorbo sirvió para iniciar el viaje, quería expresar su origen chiapaneco con una acidez cítrica, un claro dulzor de melaza y las ya clásicas almendras y caramelos… una taza fácil de entender pero un tanto fugaz. Tal vez carecía de una textura aterciopelada y un cuerpo denso, pero era una taza clara.
La plática es un elemento que los puristas han acordado aceptar agregar en ciertas ocasiones al café, y ésta era una buena oportunidad. Mientras Hylari y Pancho contaban historias del barrio y de la historia del proyecto, la charla nos llevó a probar un Sarchimor de Naolinco, Veracruz. Pasaba lo mismo con el espresso, sentía que los granos querían unirse a la charla y decirnos muchas historias más, contarnos de Veracruz y los micro-climas, de la altura y sus sombras. Pero no, había algo que los restringía.
Con confianza les compartí lo que percibía y lo que creía se podía explorar para mejorar. Un poco más de consistencia en la molienda, cambiar de agua, jugar con temperaturas, etc. La reacción fue lo más sorprendente, dejando claro que estamos aprendiendo de todos, de todo y que incluso lo más “sencillo” requiere tiempo y paciencia para entenderlo.
No podía dejar de degustar la sinergia entre café y leche, así que me convencieron de probar el cappuccino. Podía describirlo en un sorbo, que con esa textura de la leche es como me imagino un viaje a las esponjosas nubes. Un suave masaje al paladar con un delicado toque de avellanas que no es más que un apapacho a primeras horas de la mañana. Un resultado dulce y completo con el regusto marcado por el café.
Las intenciones en Café Tero motivan a que sea un “café de paso” pero los integrantes hacen que, si tienes ganas y tiempo, sea ese espacio de confianza y hermandad en una sociedad. Un lugar que le pertenece a la colonia y van ascendiendo juntos. Un café de barrio.
Con todos estos elementos, Tero quiere lograr ser un proyecto muy concreto y sólido, ofreciendo calidad y sencillez en el día a día. Creciendo a la voz y consejos de sus invitados. Así que no dejes de visitarlos, compártele un poco de lo que sabes o déjate sorprender por la que puede llegar a ser tu nueva consentida.
Hay mucho que escuchar, mucho que degustar, experimentar y sobre todo, mucho que aprender.
Créeme, Café Tero no tarda en ser la mejor cafetería de la zona.
¿Dónde?